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El nuevo candidato a la ciudad ya está trabajando para adaptar su proyecto nacional a la candidatura porteña. Allegados a él aseguran que hasta ahora su mayor preocupación es que en la ciudad no hay minería a cielo abierto, y que poner más trenes en lugar de subtes sería un quilombo.
A pesar de estos pequeños obstáculos, el candidato por la candidatura porteña está muy feliz de que los otros candidatos se peleen por debatir, aunque le asombra que nadie se pelee ni un poquito con él.
Por suerte, en la ciudad cuenta con “votos de calidad”, no como en provincias donde la gente se preocupa más por la desnutrición y el desempleo que por los debates políticos. Además, basa su triunfo en el voto de los porteños “progre” que saben que Macri da asco, pero que por ningún motivo votarían a un peronista que defienda los derechos humanos. Ganar por descarte sin demasiados riesgos, es algo que lo enorgullece, y que sin duda no hubiera sucedido en el escenario nacional.
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